Bajemos en primer lugar a lo más básico: ¿Qué es una empresa sostenible? ¿Tenemos clara la definición de este concepto?
Para construir una empresa sostenible debemos tener un equilibrio en los sectores económicos, ambientales, sociales y organizacionales.
En lo económico debemos generar riqueza de forma equitativa, fomentando un intercambio equitativo de recursos entre los diferentes sectores sociales, así como buscar un equilibrio entre producción y consumo, aprovechando los recursos y servicios de forma eficiente.
En lo social, los valores son de suma importancia ya que los empleados forman el lugar donde trabajan con sus acciones. Deben promover una convivencia armónica y de respeto a las distintas culturas y personas que forman parte del lugar de trabajo. En contraprestación, la empresa debe mejorar su calidad de vida al brindar salarios justos y beneficios sociales.
En lo medioambiental, la empresa debe cuidar el entorno natural al hacer un uso responsable y adecuado de los recursos. Además de este uso responsable debemos contribuir reciclando, no contaminando, e implementando energías limpias y renovables.
En lo organizacional o jerárquico, debe establecerse una ?democracia?, descentralizando la toma de decisiones y reduciendo la dependencia de puestos altos. Las relaciones solidarias son otro punto importante para crear una armonía entre las personas que habitan un mismo departamento y entre departamentos.
De todo esto se concluye que una empresa sostenible fomenta oportunidades en sus proveedores, clientes y empleados, y que fruto de ello genera beneficios crecientes.
¿Qué sucede si falla uno de estos 4 pilares? Pues que el sistema se derrumba como un castillo de naipes, se pierden los valores de personalidad empresarial y, muy probablemente, se dejan de obtener beneficios económicos.
Un ejemplo de esto lo podemos ver con la multinacional del automóvil Volkswagen.
No hace mucho promovía su sostenibilidad ecológica y medioambiental con el programa de ?Bosques Think Blue?, gracias al cual por la compra de un vehículo nuevo, ellos plantaban un árbol para compensar las emisiones de CO2 del mismo. A pesar de lo más o menos exitoso de este programa, recientemente se ha puesto de manifiesto su gran fraude a nivel mundial por el que reconocen haber trucado más de 11 millones de vehículos para que sus emisiones de gases a la atmósfera se homologasen como inferiores a la realidad.
Sin duda, un inmejorable ejemplo de la caída de todo el sistema y políticas de sostenibilidad llevadas hasta la fecha. El desprecio al factor ambiental parece haber sido claro, y ello ha llevado no solo a esta empresa, sino a todo el sector a pérdidas que algunos medios cifran en 51.000 millones de euros y caídas generalizadas de los principales índices bursátiles mundiales.
Queda en evidencia por tanto que interiorizar la sostenibilidad ambiental en la empresa no es algo etéreo o únicamente un agente en campañas de marketing. A la vista está que el respeto por los valores naturales es algo medible y cuantificable en términos económicos.
