El turismo ambiental de alto valor añadido

Sostenibilidad y cambio climático

EL CONCEPTO DE TURISMO ESTÁ CAMBIANDO

 

La sociedad actual se caracteriza por un cambio constante en los modos de entender el tiempo libre. El concepto moderno de ?viajar? poco tiene que ver con aquél que se impuso en la segunda mitad del siglo XX, especialmente tras la irrupción de los países árabes como sumideros de turistas, o de numerosas web especializadas en la búsqueda de alojamiento a la carta y con las mejores ofertas.

 

Internet ha dejado de ser una herramienta de consulta al respecto, para convertirse en el canal de comunicación y venta de nuestros servicios y productos. El modelo de las agencias de viajes es un modelo caduco destinado a desaparecer en favor de un modelo personalizado a cada necesidad turística particular.

 

Sin embargo, este cambio de formato no ha modificado, ni modificará, el beneficio básico que busca y percibe el usuario. La búsqueda de libertad, desconexión, descanso, relajación, salud, conocimiento y nuevas experiencias son elementos comunes en cualquier turista, y sobre ellos debe trabajarse si queremos promocionar un determinado destino. Como es obvio, cada uno podrá trabajarse en distinta intensidad, y de ahí saldrá el posicionamiento en cada caso.

 

 

EL TURISMO AMBIENTAL

 

Cuando el usuario busca una conjunción de estos beneficios básicos, se encuentra con una modalidad que cubre por igual todas sus demandas: el turismo ambiental.

 

El turismo ambiental es una tipología destinada a satisfacer el tiempo libre de cualquier turista de un modo sostenible, en donde éste consigue la relajación, libertad, salud y energía vital que busca, a la vez que mantiene la socioeconomía y los valores naturales de una zona determinada.

 

Son múltiples las disciplinas de este tipo de turismo: geoturismo, pesca deportiva, deportes de naturaleza, turismo ornitológico, enoturismo, etc. En cualquier caso, predomina un denominador común: la dinamización rural.

 

El turismo ambiental es un medio clave para mantener y potenciar las zonas rurales de cualquier región, y especialmente de aquellas que en las últimas décadas están viendo como sus costumbres y sus habitantes desaparecen poco a poco en favor de las grandes urbes.

 

Se trata de un vehículo que permite la puesta en valor de la idiosincrasia de un territorio y sus factores ambientales, y como tal debe concebirse a la hora de su diseño.

 

La columna vertebradora del turismo ambiental en cualquier área geográfica pasa por la definición, dimensionado y materialización de sus rutas turísticas. Por ello estas rutas deben reflejar la verdadera personalidad del territorio en cuestión, su carácter particular y, aún más importante, manifestar el valor diferencial de cada una de esas áreas y paisajes naturales. Se consigue así, de un modo sencillo, el posicionamiento frente a cada usuario y, con ello, se dispone de herramientas para la correcta gestión del valor turístico.

 

 

DISEÑANDO RUTAS TURÍSTICAS

 

Con el objeto de mantener esta filosofía de actuación, la planificación de una ruta turística debe realizarse siguiendo una serie de pasos clave:

1. Inventario de los recursos naturales, históricos y etnográficos locales, cuyas características particulares los hacen merecedores de su puesta en valor.

2. Georreferenciación de dichos recursos para su interpretación visual. Aquí ganan protagonismo lo sistemas de información geográfica.

3. Identificación y definición de la idiosincrasia histórica del lugar, que marcará la estrategia a seguir en cada caso.

4. Categorización de los recursos según la estrategia marcada.

5. Documentación de la ruta y sus recursos.

6. Diseño del trazado de la ruta.

7. Promoción (señaléctica, guías, trípticos, charlas, soportes, difusión, campañas de marketing, etc.).

 

Una fase clave en este proceso es el último, el de promoción. Es obvio que podemos tener una ruta muy trabajada en el aspecto técnico, con una puesta en valor muy marcada y posicionada en un tipo concreto de usuario, pero si no la damos a conocer adecuadamente no conseguiremos el objetivo de dinamización socioeconómica y ambiental perseguido.

 

Aquí es donde entran en juego dos factores críticos en todo este proceso, y donde actualmente se debilitan gran parte de los planes turísticos al respecto:

1. La inversión pública o privada, que debe estar en consonancia con las iniciativas locales, es decir, debe existir el compromiso de los vecinos e instituciones de la zona.

2. La formación y experiencia del personal encargado de la gestión y promoción de las rutas.

 

 

CONCLUSIÓN

 

El turismo ambiental representa una apuesta firme y contrastada para el mantenimiento y regeneración económica de cualquier área geográfica, en especial si hablamos de dinamizar el rural. Al tratarse de un turismo sostenible debe ser planificado adecuadamente. Este proceso permitirá, además, poner en valor la idiosincrasia de cada región geográfica, aportando un valor diferencial muy valorado por los visitantes.

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