UN NUEVO ÍNDICE: EL EPI
El Índice de Desempeño Ambiental (EPI, de Environmental Performance Index) evalúa la función ambiental de los países a escala global, considerando para ello dos áreas políticas generales: la protección de la salud humana en relación a los daños ambientales y la protección de los ecosistemas.
Se trata de una publicación que se actualiza anualmente, de la que forman parte dos importantes instituciones académicas: el Centro Yale de Derecho y Política Ambiental (YCELP) y el Centro para la Red Internacional de Información sobre Ciencias de La Tierra (CIESIN), en colaboración con el Foro Económico Mundial y varias fundaciones.
¿CÓMO SE CALCULA?
El EPI se construye a través del cálculo y la agregación de 20 indicadores que reflejan los datos ambientales a nivel nacional. Estos indicadores se combinan en nueve categorías temáticas, cada una de las cuales se ajustan debajo de uno de los dos objetivos generales.
A cada uno de estos indicadores se asigna un resultado entre 0 y 100, indicando aquellos más próximos a cero un peor desempeño, y aquellos con valores cercanos a 100 los que son fruto de una política más comprometida medioambientalmente.
A cada indicador se le asigna un peso dentro de las 9 categorías temáticas, resultando así un valor o índice para cada una de ellas y para cada país. Estos datos pueden ser intercomparados entre naciones, e incluso generar un ránking mundial de países en función de su desempeño medioambiental.
Aquí puede consultarse en detalle el método de cálculo del índice.
¿DÓNDE SE ENCUENTRA ESPAÑA EN ESTA CLASIFICACIÓN?
Este ránking mundial sitúa a España en 7º lugar. A priori esta posición no parece ser del todo creíble, sobre todo cuando observamos que países con políticas medioambientales pioneras a nivel mundial, como Dinamarca, Noruega, Suecia o Reino Unido, se encuentran por debajo.
La explicación reside en que el EPI evalúa tendencias en un período de 10 años (el intervalo anual concreto varía de unos indicadores a otros, pero mayoritariamente entre 2.002 y 2.012). Así, por ejemplo, aunque España duplica las emisiones de CO2 a la atmósfera respecto a Francia, el indicador correspondiente perjudica a esta porque pasó de 58 a 71, mientras que en España lo hizo de 413 a 192.
La verdadera importancia del EPI, más que en valorar este ránking global, está en la comparativa entre países de los valores de cada una las 20 categorías y las 9 categorías temáticas. Al desgranar los componentes de las políticas medioambientales, obtenemos un mayor nivel de detalle, pudiendo hacernos así una idea de cuál es la importancia que cada país presta a cada factor ambiental.
Así por ejemplo, la calidad del aire en España, especialmente en la contaminación por exposición media a PM2.5, es óptima según este índice, con una tendencia que se ha mantenido con un resultado de 100 (mejor valor posible) en los últimos 10 años. Se observan buenos resultados también en el tratamiento de las aguas residuales (92,83 sobre 100), agua y saneamiento (99,33) y acceso a electricidad (100).
Por su parte, y a la vista de los resultados, queda mucho por mejorar en otras áreas como hábitat y biodiversidad, categoría que agrupa los indicadores de áreas terrestres protegidas (50,34/46,11 sobre 100) y Áreas Marinas Protegidas (73,21), o la agricultura (65,19).
¿CUÁL ES LA VERDADERA IMPORTANCIA DEL EPI?
Desde nuestro punto de vista, el EPI es un indicador muy útil a la hora de evaluar los pesos relativos de las distintas acciones que componen las políticas medioambientales de los países, pero que no pasa de ser algo meramente orientativo. Debe, por tanto, ser manejado con precaución.
Más información en la web del EPI.