Los insectos representan un papel fundamental en el correcto funcionamiento de los ecosistemas, por lo que es necesario conocer las diversas razones que han llevado a estos organismos, en los últimos años a presentar una disminución tan acusada en su abundancia a nivel global. Mediante el monitoreo a largo plazo se puede lograr registrar los cambios en su abundancia y así identificar los motivos del declive que permitan generar medidas de conservación efectivas.
Las mariposas son uno de los taxones representantes de este grupo mejor documentados y más populares, convirtiéndose por tanto en una herramienta apropiada para la detección de los motivos de este declive. Esto es debido fundamentalmente a su papel como bioindicador, ya que presentan una alta sensibilidad a la variación climática, a las condiciones locales de composición y estructura de la vegetación y del hábitat, del uso del suelo por procesos como la intensificación, el abandono o el uso de biocidas en los terrenos agrícolas. Su limitada capacidad dispersiva y la corta duración de su ciclo vital permite observar reacciones rápidas y precisas a cambios.
Mediante el monitoreo de este grupo a través del programa de seguimiento a largo plazo BMS (Butterfly Monitoring Scheme) se logran recopilar los datos necesarios para poder llevar a cabo la evaluación de las tendencias poblacionales de las diferentes especies y la creación de indicadores más precisos que permitan realizar observaciones de fenómenos globales como el cambio climático.
Uno de los índices empleados por la Unión Europea es el indicador de los pastizales, el cual nos muestra una disminución del 39% de las mariposas en este tipo de hábitat desde 1990. El estudio abarca la variación poblacional de 17 especies en 16 países diferentes a lo largo de 28 años. Estos resultados reflejan el alarmante estado de conservación de los pastizales europeos y la necesidad de contrarrestar los impactos negativos sobre la biodiversidad.
Con el fin de mejorar la situación actual se han puesto en marcha la Iniciativa de Polinizadores de la UE, en el que se propone medidas de conservación para las especies de polinizadores en peligro de extinción y sus hábitats, además de favorecer a estas especies a través de la política agrícola mediante la mejora de los hábitats de terreno de cultivo y el entorno circundante, reduciendo el uso de plaguicidas y los efectos de las especies exóticas invasoras (Comisión Europea, 2018) y el Plan de Recuperación de la Naturaleza de la UE de aquí a 2030 (Comisión Europea, 2020):
“Para que, de aquí a 2030, se vaya recuperando la biodiversidad, debemos reforzar las medidas de protección y recuperación de la naturaleza. Esto debe hacerse mejorando y ampliando nuestra red de espacios protegidos y desarrollando un ambicioso Plan de Recuperación de la Naturaleza de la UE”.