La normativa que rige la elaboración de un análisis del ciclo de vida es la norma de gestión ambiental ISO 14040, si bien dicho ciclo sirve de base para la implantación de otras normas, como es la de calidad, la norma ISO 9001, o la de sistemas de gestión ambiental, la norma ISO 14001.
El ciclo de vida de un producto o servicio son las distintas etapas por las que pasa desde que nace, se produce o se inicia, hasta el final de su vida útil. Algunos autores lo califican como “un análisis de la cuna a la tumba”.
Desde el punto de vista medio ambiental, el objetivo de este análisis es conocer y cuantificar el impacto en el medio ambiente de dicho producto o servicio, con el fin de minimizarlo en la mayor medida posible.
En primer lugar se determina el alcance del ciclo de vida, para considerarlo en su conjunto, o en un determinado proceso. Una vez aclarado qué fases se van a tomar en cuenta, se analizan los siguientes aspectos:
- Las diversas entradas, como pueden ser recursos naturales o energía.
- Los procesos por los que pasan, tales como producción, distribución, uso, reciclado, etc, hasta el fin de su vida útil.
- Las salidas, que en referencia al medio ambiente pueden ser emisiones atmosféricas, acústicas, aguas contaminadas, residuos, vertidos, incendios…
Una vez conocidos, se deben cuantificar en la medida de lo posible, para poder conocer tanto el impacto ambiental real que producen como el potencial que se ha de tener en cuenta. El análisis del ciclo de vida permite identificar y estudiar las oportunidades de mejora existentes para informar de la manera más exhaustiva a los responsables de las tomas de decisiones, ofreciendo los datos más ajustados posibles a la actividad que la empresa desarrolla. En ocasiones este análisis lleva a lograr un rediseño del producto/servicio que ayude a la conservación de recursos naturales, a la minimización de la generación de residuos y, en definitiva, a la conservación del medio ambiente a través de un desarrollo sostenible.
Para que todo esto sea posible, no debe entenderse el análisis del ciclo de vida como un proceso interno de la empresa, sino que hay que integrarlo con el entorno de la organización, entendiendo como tal, entre otros, a:
- los proveedores o diseñadores, que deben cumplir unos determinados requisitos solicitados por sus clientes, para colaborar en la generación de un producto/servicio ecoeficiente, entendiendo la ecoeficiencia como la relación entre el valor añadido del producto y la suma de los impactos que ha provocado su producción.
- los distribuidores, que deben colaborar en el proceso de transporte, cumpliendo con los objetivos establecidos por la empresa y por la normativa existente.
- los gestores, que deben cumplir con la legislación existente en materia de gestión de residuos, dándose de alta en el oportuno registro a efectos de la correspondiente y necesaria autorización por la autoridad competente,
- y por supuesto los clientes, que tienen en sus manos la decisión de cómo abordar el fin de la vida útil del producto.
El uso de un análisis del ciclo de vida adecuado nos llevará a reducir la huella ambiental y colaborar con un desarrollo sostenible en el que los beneficios que los recursos naturales nos otorgan, se devuelvan al medio ambiente, intentando convertir los impactos ambientales negativos en positivos.