¿Volverá la energía eólica a dinamizar el empleo en España? ¿Se recuperará la actividad económica vinculada a este sector? ¿Se relanzarán los proyectos de construcción de parques eólicos guardados en el cajón de las administraciones públicas? ¿Cumpliremos con los objetivos de generación eléctrica vinculados a energías renovables? ¿Seguiremos siendo un país líder en producción de energía eólica? ¿De quién depende el desbloqueo de la situación actual?
El escenario de la energía eólica a nivel mundial experimentará un cambio notable en el medio-largo plazo. El fomento en las políticas internacionales de las energías renovables, la madurez de la tecnología empleada en la generación de electricidad a partir del viento y el auge de la eólica off-shore, son los principales factores que liderarán este giro. En España, la regulación y la seguridad jurídica son las claves que determinarán el futuro del sector y sobre las que se debería actuar con urgencia.
El Estudio del Impacto Macroeconómico del Sector Eólico en España (Deloitte, 2.011) señala que ?La solución para dar continuidad en España al sector pasa por un marco regulatorio estable y predecible, que incentive la generación eólica. De lo contrario, el país perderá niveles importantes de inversión y empleo en los próximos años?. En sus conclusiones, el informe indica que ?el potencial del sector para contribuir al crecimiento económico del país está claramente infrautilizado?. Y añade: ?Esta situación ha sido provocada por decisiones políticas que amenazan la permanencia de la industria eólica en España: se está perdiendo una oportunidad histórica de liderar un sector industrial de vanguardia a nivel global?.
Las estimaciones de la Asociación Europea de la Energía Eólica (EWEA) indican que unos 230 gigavatios (GW) de capacidad eólica se instalarán en Europa para el año 2.020, siendo unos 190 GW en tierra y otros 40 GW marinos. Esto proporcionaría entre el 14-17% de las necesidades de electricidad en la UE, evitando la emisión de 333 millones de toneladas anuales de CO2, y ahorrando 28.000 millones de euros por las importaciones de combustible evitadas.
En línea con este escenario, recientemente, el ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, ha dicho que la retirada de la moratoria a las energías renovables incluirá medidas destinadas a reducir el precio del megavatio en forma de incentivos pero no de primas. Se trata de una noticia esperanzadora que supondrá un nuevo paradigma en el sector, al que será necesario adaptarse en los próximos años. Es obvio que la situación no volverá a ser la que fue en la primera década del s. XXI, pero tampoco se entiende el futuro del sector energético nacional y el cumplimiento de los objetivos europeos e internacionales en materia de energías renovables sin el liderazgo de la eólica.
En este sentido, diversas comunidades autónomas ya han dado los primeros pasos en el renacimiento del sector.
Así, por ejemplo, Aragón en su ?Plan Energético de Aragón 2013-2020?, ya aprobado, prevé incrementar la potencia de energías renovables, especialmente de la eólica, en 4.000 MW. Esto supone duplicar su capacidad actual de 1.800 MW repartidos en 75 parques eólicos, y generar 20.000 empleos en todo el periodo de construcción y 2.400 en el de explotación.
Por su parte, otras CCAA como Extremadura, Cantabria o Galicia están comenzando a desbloquear sus planes de desarrollo eólico, paralizados en los últimos años por la inseguridad jurídica y política del sector. Esto supondrá la construcción de nuevos parques y, en algunos casos, el desarrollo de planes industriales asociados.
En Galicia además, se está preparando un Decreto de Repotenciación que hará referencia a la sustitución de los aerogeneradores más antiguos (algunos con potencias de 0,30 MW, instalados a finales del S. XX) por otros que multiplicarán por diez la capacidad unitaria instalada.
Se trata de un nuevo escenario en el sector que promete dar sus primeros frutos hacia finales de 2.015 y consolidarse en años venideros. Realizar una prospectiva al respecto tiene un importante componente de adivinación dado el complicado contexto de los últimos años, pero es obvio que el cumplimiento de objetivos como el Horizonte 2020 pasa por aquí. Dar respuesta, por tanto, a las preguntas planteadas al inicio de este post es complejo, pero las evidencias y las necesidades presentes marcan un futuro que se empieza a despejar.
Sin duda soplan ya nuevos aires para la energía eólica en España.