Si los de abajo se mueven, los de arriba se caen

Medio natural y biodiversidad

El eucalipto blanco (Eucalyptus globulus Labill.) es un árbol del que casi todos hemos oído hablar, ya sea por lo numerosos que son tanto en Galicia como en el resto de la Península, como por lo controvertidas que son sus plantaciones. No obstante, ¿qué sabemos en realidad sobre el eucalipto?

 

Es una especie de origen australiano, introducida en nuestras tierras allá por el año 1829. Se trata de un árbol de hojas perennes y con un aroma diferente, debido a la presencia de terpenos como el eucaliptol o el cineol. Destaca también por su rápido crecimiento, sobre todo en climas favorables (templados y con alta humedad). Éste es quizás el motivo por el que ocupa tantas hectáreas en la Península: las plantaciones de eucalipto entre España y Portugal representan el 7% de la población mundial de eucalipto. Ante este dato, no podemos olvidar el hecho de que su madera representa el principal recurso de la industria papelera en nuestro país.


Sin embargo, no es oro todo lo que reluce y el eucalipto, como especie extranjera, tiene un papel invasor en nuestros ecosistemas. Hoy en día son varios los estudios que avalan las consecuencias negativas de las plantaciones de eucalipto sobre, por ejemplo, los ecosistemas fluviales. Estos comprenden la zona transicional entre una masa de agua (lótica o de ríos) y el ecosistema terrestre adyacente. Los efectos podrían resumirse en 4 puntos:

1. Pérdida de fertilidad del suelo, ya que provocan disminución de nutrientes, como el nitrógeno.
2. Menor disponibilidad de agua, pues estos árboles tienen un consumo de agua muy elevado.
3. Su hojarasca, diferente a la de los bosques autóctonos, se descompone de forma muy lenta, inhibiendo la actividad microbiana del suelo y, al mismo tiempo, siendo un sustrato deficiente para comunidades de macroinvertebrados.
4. Alteraciones en los niveles tróficos superiores del ecosistema mediante mecanismos bottom-up. En definitiva, se reduce la biodiversidad de flora y fauna; de modo que, si los de abajo se mueven, los de arriba se caen.

 

Por tanto, es necesaria una estrategia de restauración que entienda de manera conjunta las plantaciones de eucalipto y los ecosistemas a los que afecta. En nuestro caso, ésta debería encargarse de evitar el deterioro de las masas de agua asociadas a los bosques de ribera y mejorar, de forma gradual, su estado ecológico. En definitiva, debería exigirse el cumplimiento de las normativas forestales establecidas en cuanto a limitaciones en la plantación de eucaliptos y evitar así el descontrol que genera una mala praxis.

eucalipto eucalyptus globulus

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