Cada vez es más común ver imágenes de playas paradisiacas cubiertas por una gruesa capa de algas marrones. Se trata del sargazo (Sargassum), un tipo de alga marina flotante que, aunque en mar abierto cumple funciones ecológicas importantes, se ha convertido en un desafío para muchas regiones costeras del Caribe y América.
El sargazo forma grandes masas flotantes que sirven de refugio para peces, tortugas y otros organismos marinos. Pero en la última década, el cambio climático, el aumento de nutrientes en el mar y las corrientes oceánicas han provocado un crecimiento descontrolado de estas algas.
Gran parte del sargazo que llega a las costas proviene del llamado Gran Cinturón de Sargazo Atlántico, una extensa franja de algas que se extiende desde el oeste de África hasta el Golfo de México. Las regiones más afectadas por su llegada son México (especialmente la Riviera Maya), el Caribe insular, Florida y el norte de Sudamérica.
A pesar de que en mar abierto tiene funciones ecológicas importante, cuando se acumula en las playas se convierte en un problema ambiental y turístico. Pudiendo provocar efectos negativos como mal olor, irritación y problemas respiratorios, contaminación de aguas y suelos o impacto a la biodiversidad, causando la muerte de algunas especies y dañando arrecifes de coral.
A pesar de los desafíos que representa, el sargazo también ha abierto una puerta interesante a innovaciones sostenibles. Gracias a su composición rica en carbono y otros compuestos útiles, cada vez más proyectos buscan transformar esta alga invasora en un recurso valioso.
Algunas de las aplicaciones más prometedoras son:
- Fertilizantes naturales: Después de ser tratado para reducir su contenido en sal y metales pesados, puede usarse como compost o abono natural.
- Materiales de construcción: Combinado con arcilla, sirve para fabricar ladrillos, paneles y bloques más ecológicos, reduciendo así el uso del cemento.
- Biocombustibles: gracias a su alto contenido en carbono, el sargazo puede ser usado para la producción de biogás, etanol o biocarbón a través de procesos de fermentación o pirólisis. Actualmente, la producción de biocombustibles se limita únicamente a escala laboratorio o proyectos piloto a escala local, como en el caso de Belice, que ha anunciado un proyecto para construir una planta para la obtención de biodiesel a partir de sargazo y residuos sólidos.
- Cosmética y medicina: algunos compuestos presentes en el sargazo contienen propiedades antioxidantes y antibacterianas que podrían usarse en cremas y jabones.
- Bioplásticos: Investigaciones recientes apuntan a que podría utilizarse como base para plásticos biodegradables.
Aunque el exceso de sargazo plantea problemas reales para las comunidades costeras, también es una oportunidad para repensar cómo interactuamos con los recursos naturales. En vez de verlo solo como una amenaza, el sargazo podría ser una pieza clave en la transición hacia una economía más circular y respetuosa con el medio ambiente.