El suelo y los estudios ambientales

Sostenibilidad y cambio climático Legislación y normativa

El suelo es una formación superficial de un espesor que abarca desde los pocos decímetros hasta varios metros. Este necesita bastante tiempo, del orden de milenios, para su formación. Se puede deducir de estos dos factores, tanto el pequeño espesor como el elevado tiempo de génesis, que la degradación resulta fácil, mientras que su génesis es tan lenta que a escala humana se considera inapreciable. En consecuencia, se puede afirmar que el mal uso del suelo lleva a su pérdida irreversible, siendo ésta de un valor incalculable. Por lo tanto, el suelo constituye un recurso “no renovable” a escala de tiempo humana.

 

Para ponernos en contexto de la importancia del suelo, podemos hacer una simple analogía: Supongamos que el planeta Tierra es una manzana. Cortamos la manzana en cuartos y tiramos tres, el cuarto que queda representa la tierra firme. El 50 % de esa tierra firme son desiertos, tierras polares o montañas, donde la temperatura es demasiado alta o demasiado baja y la altura excesiva para la agricultura y la ganadería, por lo que tenemos que cortar ese cuarto restante por la mitad. De esa mitad que hemos cortado, el 40 % de lo que queda es suelo demasiado rocoso, escarpado, pobre o húmedo para sustentar la producción de alimentos. Si cortamos esta parte, lo que nos queda es un trozo de manzana muy pequeño. De este trozo tan pequeño que nos ha quedado solo “la piel” representa la tierra fértil de la que dependemos para alimentar a toda la población. Asimismo ,debe competir con edificios, carreteras, vertederos etc. y, por si esto fuera poco, es vulnerable a la contaminación y a los efectos del cambio climático. Además aparte de la producción de biomasa, el suelo posee otras muchas funciones básicas como la de amortiguación de contaminantes, filtrado, la aportación de hábitat a organismos y microorganismos, la proporción de un medio físico para el desarrollo de infraestructuras humanas, etcétera. Aparte de todo lo mencionado, también existe la necesidad de conservar algunos suelos por su rareza o singularidad como por ejemplo los Histosoles Fíbricos (turberas) o Vertisoles (Causantes del micro relieve Gilgai ), etc.. Estas unidades edáficas son tan singulares que se les debe asignar el valor máximo para su conservación y esto significa que no se debería efectuar en ese área ningún tipo de actuación ingenieril. También es necesaria su conservación por tener interés cultural, didáctico o científico, entre muchas otras.

 

En el desarrollo e instauración de nuevas obras o infraestructuras es fundamental incluir el factor suelo como un componente de relevancia en los Estudios de Impacto Ambiental (EsIA).

 

Debido a la importancia que tiene se debe caracterizar adecuadamente y conocer su capacidad de uso y manejo. Estas obras de infraestructura conllevan la ocupación de una importante superficie edáfica, a lo que hay que añadir las pérdidas irreversibles debidas a obras adicionales (caminos, casetas de mantenimiento, etc.), por recubrimientos artificiales como las escombreras, y la compactación del suelo debido al movimiento de maquinaria pesada. Además, de ser medio receptor de vertidos provocados por distintas actividades como pueden ser la industria, ganadería, agricultura, etc., todo esto se traducen en contaminación y pérdida de suelo.

 

La Ley 21/2013, de 9 de diciembre, de Evaluación Ambiental expone en el Artículo 35, “Estudio de impacto ambiental”, que el promotor deberá elaborar un estudio de impacto ambiental, el cual deberá incluir (entre otros), la Identificación, descripción, análisis, y la cuantificación de los posibles impactos de un proyecto sobre los siguientes factores: (...), el suelo, el subsuelo (...) y la interacción entre todos los factores mencionados, durante las fases de ejecución, explotación y en su caso durante la demolición o abandono del proyecto.

 

En conclusión, se puede afirmar que el suelo es un recurso imprescindible para la vida y el desarrollo humano, por lo que se le debe dar un uso responsable y sostenible, y además su conservación y protección debe estar presente en todos los procesos de modificación del ambiente.

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