Tal y como vimos en anteriores post, un Estudio de Impacto e Integración Paisajística debe contar con un fuerte componente gráfico que facilite la comprensión por parte de todos los grupos de interés vinculados al mismo, especialmente personas o grupos afectados por el plan/programa/proyecto y técnicos de la administración pública que evalúan e informan del mismo.
Para cumplir con este objetivo, los Sistemas de Información Geográfica (SIG, o GIS en inglés) representan un elemento crítico. Un buen manejo de este tipo de programas es básico no solo por su facilidad para preparar planos e imágenes intuitivos, sino también por su capacidad de análisis. Cualquier evaluación paisajística debe contener un análisis de cuencas visuales, fácilmente procesables por cualquier consultoría ambiental con software como QGIS, GvSIG o ArcGIS.
Es interesante, dado que ayuda enormemente a una evaluación objetiva, que el análisis de cuencas visuales se realice teniendo en cuenta los distintos umbrales de visión (por ejemplo, 100, 500, 1000, 1500, 2500 y 3500 m), y que se juegue con los datos de salida para obtener mapas de calor (por ejemplo en parques eólicos) o mapas de intensidad de contraste cromático (por ejemplo en canteras). Las posibilidades son innumerables, todo depende de la experiencia del usuario, el know-how acumulado por la consultoría ambiental o empresa, el nivel de detalle exigido y el tiempo disponible, además del presupuesto económico claro está.
Por otra parte, hoy en día no se entiende tampoco una evaluación paisajística sin la elaboración de unas buenas infografías y/o fotomontajes del proyecto. Es obvio que, bajo una metodología y nivel de detalle apropiado, se trata de la mejor herramienta para simular la situación prevista, por lo que su funcionalidad va más allá de la mera complementariedad gráfica al estudio, y sirve además para comprender las estrategias y medidas de integración del proyecto, así como para facilitar la valoración de su impacto final.
Además, las infografías y fotomontajes testan el análisis de cuencas visuales, que no olvidemos es un cálculo teórico. Su empleo en este sentido eleva el nivel de detalle del estudio, confirmando y descartando puntos o zonas desde las que, por ejemplo, las cuencas visuales del proyecto indican que es visible, pero podría confirmarse lo contrario a raíz de un estudio con levantamientos 3D del terreno y actuaciones propuestas.
La necesidad de sacar todo el partido de los sistemas de información de geográfica a través del cálculo de cuencas visuales, la generación de un modelo digital del terreno para las infografías, y las complejas herramientas de diseño 3D necesarias para el modelado del proyecto, requieren de una alta especialización técnica y un equipo de trabajo multidisciplinar y bien sincronizado, preferiblemente consultoría ambiental o similar. Obviamente, existen distintos niveles de calidad y acabado final de los estudios de impacto e integación paisajística, por lo que en último término todo dependerá de la relevancia estratégica que el promotor conceda a cada proyecto.