Los fenómenos de migración afectan a gran cantidad de animales. De entre todos, las aves son los que más realizan estos movimientos migratorios y los que los hacen a mayor distancia. Si bien no todas las aves migran, hay muchos ejemplos de aves migratorias, unas más conocidas y asentadas en la cultura popular, como es el caso de las golondrinas (Hirundo rustica), y otras menos, como es el caso de algunas aves rapaces como el alimoche (Neophron percnopterus).
Los motivos que están detrás de estas migraciones son varios y están bien estudiados: el clima, la falta de alimento, la etapa reproductiva… Pero más allá de los motivos de estás migraciones la pregunta que nos ocupa es el ¿Cómo?, ¿Cómo es posible que una pequeña golondrina vuelva todos los años desde África a la misma región del Norte de España, año tras año?
Para responder a esta pregunta es necesario hacer una distinción entre nuestras aves migratorias. Las migradoras de corta distancia y las migradoras de larga distancia.
La migración de corta distancia es debida principalmente a condiciones climáticas, y se da dentro de un mismo continente. Es el caso por ejemplo de los pinzones (Fringilla coelebs) en Gran Bretaña, los cuales no se consideran migradores, pero en inviernos muy fríos se moverán hacia el sur de la isla o incluso hacia Irlanda, buscando mejores condiciones climáticas.
Las especies típicas migradoras son las de larga distancia, como en el caso anteriormente citado de las golondrinas. Estas especies, normalmente, viajan hacia el norte en verano donde se reproducen y crían a su descendencia. Una vez que llega el invierno y las condiciones climáticas se vuelven adversas, migran hacia el sur en busca de alimento y unas mejores condiciones climáticas.
La determinación del momento de inicio de estas migraciones está determinada genéticamente, siendo rasgos muy primitivos presentes incluso en especies de aves no migratorias. Sin embargo la orientación durante estas rutas depende de muchos factores, combinando posiblemente factores genéticos con aprendizaje.
Muchas especies usan el sol a modo de brújula para saber la dirección en que deben emprender su viaje. Además de esto también se ha demostrado que muchas especies de aves usan el campo electromagnético de la tierra a modo de brújula.
Los últimos estudios han llegado a la conclusión de que el aprendizaje juega un factor clave a la hora de la migración. Si bien el sol y el campo electromagnético de la tierra guían en su primer viaje a las jóvenes aves, la memoria es la que las guiará hasta su destino definitivo en los años venideros. Durante su primera migración las aves escogen su destino basándose en sus congéneres, disponibilidad de alimento, hábitat… Una vez escogido memorizan la cartografía de la zona y del camino a esta, y es con esta información y con la ayuda de los mecanismos anteriormente citados como cada año regresan al mismo lugar.
