Los 5 Hábitos del Buen Consultor

Legislación y normativa

¿Quieres saber qué necesitas para ser un buen consultor? ¿Te estás iniciando en el mundo de la consultoría y deseas saber si realmente vales para esto?

Como consultores, en nuestro día a día se pierde ocasionalmente la perspectiva global de nuestra función, y es muy positivo pararse a reflexionar sobre nuestras metas profesionales y la ruta que trazamos para conseguirlas. Por ello me gustaría que este mensaje cale también en aquellos que llevamos varios años en el sector, y que sirva como punto de reflexión en nuestro camino.

Es cierto que el título del post es un claro guiño a “Los siete hábitos de la gente altamente efectiva” de Stephen R. Covey, el cual recomiendo sin lugar a dudas para cualquiera, independientemente de su profesión, edad, ideal político, creencia, religión o talla de zapato. Los que lo hayáis leído veréis múltiples paralelismos entre lo que cito a continuación y alguno de sus siete hábitos.

Por todo ello, y sin descartar otros principios, directrices o reglas del buen consultor, mi trayectoria en el sector de la consultoría ambiental me permite definir los siguientes hábitos:

Primer hábito: compaginar actividad técnica y comercial

La profesión del consultor requiere de dos aptitudes principales: la técnica y la comercial. Todo buen consultor ha de disfrutar con ambas, y poseer las cualidades y formación necesaria para destacar en ellas. Un buen técnico es aquel que disfruta en gabinete realizando informes o tomando datos en campo. Un buen comercial no puede estar en la oficina, y detesta pasar los datos de sus clientes a un CRM. De la suma de ambos, en su correcta proporción, se crea el perfecto consultor.

No existe una regla universal para definir en qué tamaño relativo debe estar presente el apartado comercial y el técnico en cada caso. Personalmente me gusta repartirlo en un 50/50, aunque en número de horas la balanza se decanta generalmente hacia la parte técnica. En mi caso, suelo dedicar unos 4 días a la semana a realizar trabajo de gabinete y 1 día a planificar y fidelizar proyectos y clientes.

Segundo hábito: reciclarse profesional y personalmente

Es obvio que el modo de hacer las cosas en el aspecto profesional está cambiando enormemente. Hasta hace dos décadas, era normal pensar en tener un trabajo fijo de por vida, donde lo único necesario era tener una buena formación inicial y ¡a vivir el resto de nuestro días! Hoy ya no es así, y es necesario mantenerse al día en todo: leyes, bibliografía, procedimientos, metodologías, equipos técnicos, programas informáticos, aplicaciones web, materiales, e incluso el propio personal que puedas tener dentro de tu equipo humano.

Sin duda existe infinidad de recursos para que este hábito sea tal vez el más fácilmente implementable. Las posibilidades son enormes si lo que quieres hacer es adquirir nuevos conocimientos o actualizar los que ya tienes. Únicamente un consejo: que todo lo que hagas forme parte de un plan previamente trazado, esto es, escoge tu camino en base a la meta que pretendas lograr. De lo contrario estarás malgastando recursos económicos y, lo que es peor, tu tiempo.

Tercer hábito: no dejar para mañana lo que se puede hacer hoy

El trabajo del consultor está lleno de trabajos urgentes y poco importantes. Es habitual pasar horas y horas de nuestro día apagando fuegos que no son relevantes y que lo que consiguen es que desviemos nuestra atención del objetivo que tenemos programado. ¿Quién no ha tenido que resolver problemas que siempre son “urgentes” o “para ayer”?

La solución a esto pasa por enfocar nuestras tareas en aquellas que son importantes y poco urgentes. Lo poco importante, delégalo (siempre que puedas, claro…). De este modo, y si eres constante, conseguirás controlar tu tiempo y anticiparte a lo que está por venir.

Naturalmente, para que esto sea efectivo, hacen falta tres principios básicos muy relacionados entre sí: ser proactivo, tener una meta clara y centrarse en lo verdaderamente importante.

Cuarto hábito: ser productivo en el tiempo diario

Cuando hablo de productividad me refiero a eficiencia más que a eficacia. Es decir, el aprovechar al máximo el tiempo disponible para hacer una tarea determinada al margen de que podamos tener más o menos aptitudes para dicha tarea.

La productividad es básica porque te permitirá afrontar más trabajo en menos tiempo, disponiendo del horario necesario para conciliar tu vida personal y profesional. Tradicionalmente, España tiene una carencia notable en este aspecto ya que sigue estando bien visto pasarse 14 horas al día trabajando, sin considerar la producción por unidad de tiempo. Sin duda recomendaría al 90% de los empresarios y trabajadores de este país un mínimo de formación en relación a este asunto, mucho de ellos verían que es posible realizar el mismo trabajo que hacen actualmente en la mitad de tiempo.

Existen infinidad de aplicaciones web para gestionar la productividad de un modo efectivo. Desde las más complejas como Toodledo o Evernote, hasta las más sencillas como Google Calendar o cualquier task manager.

Para el que quiera profundizar más en este tema, le recomiendo encarecidamente la metodología GTD (Getting Things Done).

Quinto hábito: monetizar el tiempo adecuadamente

Uno de los principales activos de tu carrera profesional es tu tiempo. Aún más allá, lo más importante de tu vida es que cada hora que pasa no volverá a repetirse. Dado que el objetivo de la vida laboral de cualquiera es generar recursos económicos (en caso contrario es preferible pasarse al noble oficio del voluntariado), es obvio que debe existir una relación entre beneficio económico y tiempo dedicado.

Este vínculo, que parece innegable, no lo está siendo tanto en los últimos años. Muchos profesionales parecen haber olvidado desde que comenzó a flaquear el trabajo tradicional en España que sus conocimientos y know-how deben ofrecerse a un precio justo, ni más ni menos.

En muchas ramas del sector de la consultoría se ha producido un ajuste de precios en los últimos 6 o 7 años brutal, coincidiendo con el estallido de la famosa crisis. Nada más lejos de lo profesionalmente recomendable. Las consecuencias de esta espiral de ajuste han llevado en numerosos casos a trabajos por debajo de coste que será difícilmente recuperable y, lo que es peor, la muerte profesional de muchos consultores.

En definitiva, como trabajadores deberemos valorar nuestro trabajo como se merece. De lo contrario estaremos menospreciando nuestra carrera profesional y, por ende, una de nuestras mayores pasiones.

consultor consultoría ambiental eficacia eficiencia GTD hábitos planificación productividad personal

Deja tu comentario

Programa Kit Digtal, cofinanciado por los fondos europeos Next Generation EU, dentro del Plan de Recuperación, Transformación y Resilencia

Financiado por la Unión Europea - NextGenerationEU. Sin embargo, los puntos de vista y las opiniones expresadas son únicamente los del autor o autores y no reflejan necesariamente los de la Unión Europea o la Comisión Europea. Ni la Unión Europea ni la Comisión Europea pueden ser consideradas responsables de las mismas