Una microreserva es una figura de protección que disfruta de una marco legal específico en las comunidades autónomas de Valencia y Castilla La-Mancha aunque su aplicación se está extendiéndose por otros estados europeos.
Una microreserva de flora consiste en un espacio superficie reducida, en torno a 20 hectáreas que contiene especies de flora amenazada y hábitats representativos del territorio donde se encuentra. Su principal objetivo es la conservación in situ de las especies dichas y la generación de conocimiento mediante la divulgación y la presencia de paneles informativos. Los terrenos donde se encuentran suelen conseguirse por pactos o donaciones voluntarias de propietarios a asociaciones de custodia del territorio como, en el caso de Galicia, la “Asociación Galega de Custodia do Territorio”. Esta asociación se dedica a la gestión de espacios protegidos en Melide y en O Courel entre los que se encuentran las famosas microreservas de orquídeas de Alto do Couto, Afloramento de Visuña, Alto da Pedra, Monte Cido e Hórreos.
Las características que hacen a la sierra del Courel un lugar idóneo para el establecimiento de las microreservas citadas son su hábitats poco degradados, la variedad de climas y la presencia de suelos básicos, muy escasos en Galicia. Debido a dichos factores aquí habitan 24 especies de orquídeas entre las que se encuentra la Dactylorhiza cantabrica, endémica de dicha sierra, junto con otras especies raras y de distribución restringida como Cephalanthera longifolia, Orchis ustulata, Neotia nidus-avis, Neotinea maculata, Epipactis helleborine, Gymnadenia conopsea o Dactylorhiza markusii.
Estas especies encuentran en las microreservas zonas dónde los factores como el abandono del manejo tradicional de los prados y sus métodos de explotación menos agresivos, la repoblación con especies forestales de rápido crecimiento (Eucalyptus nitens, Pinus sylvestris etc) son frenados y pueden seguir gozando de un hábitat apropiado para su conservación.
Cabe destacar que estas áreas no solo ayudan a la conservación de sus famosas orquídeas, sino que, actuando como una “especie paraguas”, junto a ellas también encuentran un hábitat idóneo otras especies como el raro Botrychium lunaria, Campanula adsurgens, Iris latifolia o la Santolina melidensis en el caso de las microreservas sobre suelos serpentínicos de Melide.